22.12.01

DOOM VACATIONS

Hay ciertas cosas que realmente no me gustan de las vacaciones.

Es un poco desagradable volver a casa de tus padres y darte cuenta que no eres ni una diesmilésima parte de lo que eres en la ciudad donde debes arreglártelas por tí mismo para vivir. No es necesario hacer nada y no es que desprecie la vida de parásito que tanto creo que me merezco por soportar tanta hambre y frío - pobre yo :( - allá en Mérida, pero en serio, a veces todo eso aturde.

La falta de dinero, las distancias, el calor y (sobre todo) tener internet y cable en casa y un Playstation de tus hermanos menores con muchos juegos con que entretenerte te hace pensar que la vida debería ser más fácil de lo que es el 80% del tiempo que vives. Y te obliga a plantearte reflexiones de vida: "idiota!, imbécil!, porqué te fuiste de tu casa tan lejos estúpido??. A Mérida, estúpido??!! ¿no se te pudo haber ocurrido un sitio más lejos?".

Nada es tan malo por supuesto. En Puerto Ordaz se pueden hacer muchísimas cosas, pero el problema es que los dos primeros factores que había mencionado anteriormente son determinantes para tener o no unas vacaciones entretenidas. Y otro más: l@s amig@s con l@s que pienses salir. Porque de nada sirve que hace 2 años tuvieras un millón si medio millón está estudiando en el exterior, 250 mil están trabajando de lunes a domingo y de 7:00 am a 30:00 pm, 250 mil más de ellos llegaron y se fueron de vacaciones mientras tu dormías -descansabas- los primeros días y el resto menos uno, saldrán de viaje mañana... para Mérida.

Por supuesto, concluyes que la solución es ese último amigo que queda, en mi caso una gran amiga.

Tatiana, Tatiana... ajá, ok, Tatiana. Ella estudió conmigo desde 4º grado de primaria, hasta 5º año de bachillerato. Digamos que la he visto casi todos los meses desde noviembre del 1992. Y luego... se fué a estudiar a Mérida. Y se la pasa conmigo.

Por eso digo que mañana será un día muy divertido. Tatiana y yo nos burlaremos de Puerto Ordaz y de los pocos que se quedaron sin viajar en vacaciones, jejeje. Conquistando el Macro Centro y yendo a algún café dentro de algunas de esas torres nuevas de cristal que construyeron en nuestra ausencia, eso sí: café no tomaremos, chinotto quizás, porque primero: no queremos caer en modas o rutinas autóctonas de la raza pavita de aquí y segundo: haría bastante calor. Y por lo menos ella está bastante acostumbrada a Mérida, pana.

Por eso digo que mañana tomaremos por sorpresa al vacío centro de Puerto Ordaz. Y le contaremos de nuestra hazaña a nuestros amigos, cuando lleguen de donde estén... desde Mérida y por correo electrónico, por supuesto.

O mejor nos quedamos en su casa... escuchando el disco nuevo de La Puta Eléctrica que trajo de Mérida.

Qué divertido se torna esto, uhmmm...

17.12.01


DE VUELTA EN CASA

Estoy de vuelta en casa, en Puerto Ordaz.

Hoy he estado echado casi todo el día, me he conectado poco pero lo bueno es que tengo acceso a internet por Tutopía y bueno, sale todo sin pagar (casi) nada.

Resulta que me ocurrieron cosas bastante interesantes los dos últimos días.

El día que comencé a viajar para acá, desde Mérida, no había preveído lo que me pasaría luego. Apenas pasó por mi cabeza que el turismo estaba en temporada alta, pero no le paré demasiado a la idea, y volé hasta Maiquetía sin haber reservado siquiera el boleto del siguiente avión a Puerto Ordaz. Por supuesto, la temporada no permitía que todo saliera tal como lo había planeado y todas las aereolíneas tenían casi todos los puestos de los vuelos del día, a Puerto Ordaz, comprados o si no, reservadísimos. Hice lo imposible por escurrirme entre el gentío en las colas de cada una de las aereolíneas para, si acaso, anotarme en una lista de espera... sólo pude anotarme en una de Aeropostal, y de puesto 25. La chama que me atendió me dijo, por supuesto, que no tenía vida y que buscara otra forma de salir de allí.

Entré a otra cola y todo iba bien... hasta que noté que una maleta, de las dos que llevaba conmigo, no era mía -aunque era casi idéntica a la que supuestamente debía cargar-. Corrí entre todo el mundo hacia Santa Barbara Airlines, perdiendo mi puesto en la cola, para tratar de recuperar mi maleta... llena de ropa limpia. Por supuesto, la otra maleta que cargaba, quue SI era mía, era la que tenía la ropa sucia, uhmmm...

Después de todo lo que hice, sól obtuve un papel de reclamo para que no hubiera problema después (o no sé si lo dan simplemente para que uno no chille luego) y la información de que "la señora" que supuestamente tiene mi maleta vive en Valencia. Ahora, no sé si vive en Valencia, Carabobo o Valencia, España; eso no me lo quisieron decir.

Entonces comencé a pensar en algún plan B.

Lo primero que pensé fué en contactar a Elizabeth, mi única amiga en Caracas y que había conocido por medio de Internet hace varios meses. Nunca nos habíamos visto y bueno, no era mala idea hacerlo en esa ocación, pero habían algunos inconvenientes menores, como que tenía el tiempo contado y Caracas es grande y vernos podía ser un odisea bastante memorable, especialmente para mí, que no visitaba la capital desde que tenía 10 tiernos años.

Aunque el problema principal es que Elizabeth mantuvo el teléfono ocupado por unas 4 horas... uhmmmm... Recuerdo que corría a Santa Bárbara Airlines a ver si había llegado mi maleta y luego me devolvía al teléfono a llamarla... luego preguntaba cuánto valía ese manual de portugués para viajeros... y me devolvía a llamarla. Luego compré el Urbe y volví a llamarla, me senté a leerlo, lo terminé de leer y volví a llamarla. Estuve en ésto casi 4 horas porque en sí era casi mi única salida... eso o irme en autobús, si acaso no se habían acabado los pasajes y si acaso llegaba al terminal (que según los nativos del lugar quedaba bien lejos) y no me perdía en Caracas.

Al fin pude comunicarme con Elizabeth y me dijo que me quedara en su casa en Caracas esa noche... no podía creérmelo, la iba a conocer!!! En serio que hasta pocos minutos antes de verla en persona por primera vez estaba bastante nervioso y no fué hasta que la ví que me pude calmar un poco. Elizabeth es una persona excelente y de un carácter muy dulce y agradable y en serio me hubiera gustado que no viviéramos en ciudades distintas, pues creo que si yo viviera en Caracas me la pasaría con ella, vagando por ahí o haciendo lo que fuera. Creo que si tuviera una hermana gemela, sería más o menos como ella. Es una lástima que me hubiera quedado tan poco tiempo, pero el que estuve allá lo disfruté al máximo, y los sitios que visité los recordaré muchísimo hasta que vuelva a ellos, ojalá que con Elizabeth, para que los momento sean más o menos iguales de emocionantes que la primera vez que fuí. Por cierto, el Teresa Carreño de noche es uno de los sitios más bellos que he visto en mi vida.

Me llevó a algunos sitios que no conocía - a decir verdad, me llevaba a cualquier sitio sin importar mucho porque no conocía nada :)- y fuimos a buscar a algunos amigos, pues Juan Peyote (la banda) había vuelto de España y esa noche tocaba en Norte 6. El toque tuvo bastante ambiente, a pesar que el local era bastante pequeño... Juan Peyote son una banda de hardcore punk bastante buena, aunque en serio no me esperaba que tocaran el tipo de música que tocaron esa noche: algo muy la onda La Polla pero bastante acelerado (hasta el punto que algunas canciones rayaban el límite con el thrash, especialmente por la base de ritmo y por uno de los vocalistas) que no sé si habrá sido su orientación inicial o influencias obtenidas luego de su viaje a España. Antes había escuchado un par de canciones de ellos, menos extremas que el repertorio de esa noche... pero todo estuvo bastante bien.

Luego de eso no hay mucho muy emocionante que contar: me levanté tarde el día siguiente, almorcé mal, el vuelo salió hora y media después de la hora de salida y llegué en la noche. Y mamá se atrevió a darme de cena nada más y nada menos que: Pizca Andina.

La maleta extraviada no ha aparecido hasta ahora.

Y no he hecho nada más que dormir desde entonces.